Felicidad con muy poco / Happiness with very little (english below)

Siempre me ha fascinado como un perro puede disfrutar tanto de morder un palo en la playa y llenarse la boca de arena y astillas. Creo que constantemente nos dan lecciones de como disfrutar de lo que una tiene en cada momento, sin lamentarte de lo que no tienes, sacando partido a las cosas pequeñas y cotidianas.

Anoche cayó un diluvio y esta mañana el bosque olía divino. Aiko se ha puesto a correr en círculos sobre la alfombra de hojas húmedas, zigzagueando entre los árboles y los otros perros, invitándoles a jugar. Tina se ha subido al carro de correr y Drol ha aparecido con un tronco enorme. Inmediatamente se han cogido los tres, corriendo a veces en la misma dirección, como una yunta de tres bueyes, a veces cada uno haciendo fuerza con todo el cuerpo para un lado, a veces girando como en la noria... ¡tan felices! Y yo sé que Turid dice que no debemos dejarles jugar mucho a lo bruto… y es verdad que ningún perro se hace más reflexivo y más listo de correr como un loco y estirar, pero aunque se exciten quizá en exceso, yo creo que si ellos eligen jugar así hay que dejarles, por lo menos un ratito...¿que opináis?.

Después de un rato, les he puesto agua y he aprovechado que bebían para confiscar el palo. Luego nos hemos sentado todos a la sombra a fumarnos un cigarro y cuando han recuperado el resuello, les he hecho una siembra de premios. Aiko el más perseverante, como siempre, mas de 20 minutos buscando. Han subido a la furgo en éxtasis y ahora duermen como benditos. Esta claro que se puede ser feliz con muy poco, ellos con el palo y yo de verlos.

Y lo mejor de todo es que estos ratos son parte de mi jornada laboral, porque como técnica en terapia asistida, una de mis responsabilidades es cuidar de mis perros. Pienso que tienen una buena vida, al menos yo hago lo que creo correcto y está en mi mano. Días como hoy me digo que por mas que sean perros de trabajo, por encima de todo son perros felices. Me acuerdo de mi hermano, que decía “yo si me reencarno me pido ser perro en casa de los Carles”

Happiness with very little

I´m always fascinated to see how a dog can enjoy chewing on a stick at the beach, mouthful of sand and wood chips. They constantly give us lessons on how to enjoy life, without mourning about what we don´t  have but taking advantage of a small everyday things.

Last night fell a flood and the forest smelled divine this morning. Aiko has started to run in circles on a wet leaves carpet, zigzagging between the trees and the other dogs, inviting them to play. Tina has jumped on the bandwagon to run and Drol has appeared with a huge trunk. Immediately caught their attention, and they´ve started to run in the same direction as a three oxen team, or pulling with the whole body to one side, sometimes turning as the ferris wheel ... ¡So happy! I know Turid says we shouldn´t let them play too rough too long ... and it´s true that no dog becomes wiser or more intelligent by running like headless chicken and tugging, but maybe even if they get too excited, I think if they choose to play that way, we must leave them, at least for a while ... what do you think?

After a while, I´ve given them water and taken advantage of them drinking to remove the stick. Then we all sat in the shade for a fag until they regained normal breathing. As always, Aiko has been the most persevering, more than 20 minutes searching. They have jumped on the van in ecstasy and now trey sleep as blessed. It´s clear that you can be very happy with very little: they are with a stick and I am to see them.

And best of all is that those times are part of my workday, because as a dog assisted therapy worker, one of my responsibilities is to take care of my dogs. I think they have a good life, at least I do what I think is right and in my hand. Days like today I say that even though they are working dogs, above all they are happy dogs. That reminds me of my brother when he said: “If I ever reincarnated I want to be a dog at Carle´s home”